sábado, 1 de septiembre de 2018

SEMANA NUEVE TERCER PERIODO


LA IGLESIA ES EL CUERPO DE CRISTO


RECUERDA Y AVANZA
LA IGLESIA ESTA AL SERVICIO DE JESUCRISTO; FUE FUNDADA POR EL PARA QUE LLEVARA A LOS HOMBRES DE TODOS LOS TIEMPOS Y LUGARES SU SALVACIÓN.
¿QUE RELACIÓN HAY ENTRE CRISTO Y LA IGLESIA?
OBJETIVOS
                    Reconocer a la Iglesia como el cuerpo de Cristo.
                    Valorar la importancia de la Iglesia para la expansión del mensaje de Jesucristo.
                    Motivar el sentido de Iglesia.

ACTIVIDAD 1: EVOQUEMOS NUESTRA EXPERIENCIA
1.       ¿De qué está conformado un cuerpo humano?
2.       ¿Cuál es la relación que debe haber entre los miembros del mismo cuerpo?
3.       ¿Qué ocurriría si unos miembros no tuvieran en cuenta a los otros y los despreciaran?
4.       ¿En qué consiste la unidad y la armonía en el cuerpo?
5.       ¿Para qué nos sirve nuestro cuerpo?


ACTIVIDAD 2: ¿QUE NOS DICE LA BIBLIA?

San Pablo nos da el ejemplo del cuerpo para enseñarnos la relación que hay entre Jesucristo y la Iglesia, y también la relación que debe existir entre los miembros de la Iglesia.

“Del mismo modo que el cuerpo es uno y tiene muchas partes y todas las partes del cuerpo, aun siendo muchas, forman un solo cuerpo, así también Cristo. Todos nosotros ya seamos judíos o griegos, esclavos o libres, hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un único cuerpo. Y a to-dos se nos ha dado a beber del único Espíritu.

El cuerpo no se compone de una sola parte, sino de muchas. Por eso, aunque el pie diga: Yo no soy mano, y por eso no soy del cuerpo, no por esto deja de ser del cuerpo. Así mismo, aunque la oreja diga: Ya que no soy ojo, no soy del cuerpo, no por eso deja de ser del cuerpo.

Si todo el cuerpo fuera ojo, ¿cómo podríamos oír? Y si todo el cuerpo fuera oído, ¿cómo podríamos oler? Pero Dios ha puesto cada parte del cuerpo como ha querido. Si todos fueran la misma parte, ¿dónde estaría el cuerpo?

Pero hay muchas partes y un solo cuerpo. El ojo no puede decir a la mano: no te necesito. Ni tampoco la cabeza puede decir a los pies: no los necesito. Más aún, miren cómo las partes del cuerpo que parecen más débiles son las más necesarias. Y las partes que menos estimulamos las vestimos con más cuidado y las menos presentables las tratamos con más modestia, lo que no se necesita con las otras que son más decorosas. Dios arregló el cuerpo, dando más honor al que le faltaba para que no haya divisiones dentro del cuerpo sino que más bien cada uno de los miembros se preocupe de los demás. Cuando uno sufre, todos los demás sufren con él y cuando recibe honor, todos se alegran con él”. 1 Corintios, 12-26.

REFLEXIONA
1.       ¿Cuál es la fuerza que constituye un solo cuerpo?
2.       ¿Cuál es la misión del bautismo?
3.       ¿En qué consiste y qué valor tiene la diversidad en el cuerpo?
4.       ¿En qué consiste la solidaridad entre los miembros de un cuerpo?


ACTIVIDAD 3: RESUME EN TU CUADERNO

1.            EL CUERPO DE CRISTO
Con nuestro cuerpo hablamos, actuamos, nos hacemos presentes ante los demás, nos comunicamos. También Jesús tomó un cuerpo humano.

Recordemos la encarnación de Jesucristo. El Hijo de Dios que existía desde siempre en el Padre, entra en un cuerpo humano que se va formando en el seno de una Virgen nazarena. El Hijo de Dios que se encarna es Jesús.

Por la encarnación, el Hijo de Dios se hace carne, se hace cuerpo, y se hace visible para todos; a través de su cuerpo el Hijo de Dios ve, oye, trabaja, camina, habla y se relaciona con los demás, enseña y otra sus milagros que sanan y salvan a la gente.

A través de su cuerpo el Hijo de Dios comunica su mensaje de salvación, muere en la cruz para la liberación de todos y resucita de entre los muertos venciendo así la muerte y dándonos la vida definitiva.

Observa que la obra salvadora del Hijo de Dios está estrechamente ligada a la encarnación.


2.            LOS APÓSTOLES FUERON EL NUEVO CUERPO DE CRISTO

Cuando resucitó el Hijo de Dios, envió su Espíritu que llenó la mente y el corazón de los apóstoles; ellos recordaron la palabra de Jesús, la obra de Jesús, la salvación de Jesús.

Llenos del Espíritu Santo, los apóstoles hablaron la palabra de Jesús y sus manos obraron los milagros de Jesús y la salvación de Jesús.

A través de ellos el Espíritu de Jesús resucitado siguió hablando, caminando, viendo, oyendo, comunicando el mensaje, celebrando y orando al Padre, y mucha gente recibió a Jesucristo y se convirtió a él.

Los apóstoles fueron el nuevo cuerpo de Cristo y a través de ellos su mensaje llegó a más gente, a más lugares y durante más años: Jesús les había dicho: “Quien a vosotros oye, a mí me oye”.
San Pablo decía: “no soy yo quien vive, es Cristo quien vive en mí”.


3.            LA IGLESIA ES EL CUERPO DE CRISTO
Observa que un cuerpo tiene muchos miembros y cada miembro tiene su función propia para la vida de todos.

Cada hombre que recibe el Espíritu del Espíritu Señor resucitado es un cristiano, un miembro del cuerpo de Cristo; y todos los cristianos formamos el cuerpo de Cristo que es la Iglesia.

A través de la Iglesia, el Hijo de Dios, sigue hablando, comunicando su mensaje de salvación, sanando, curando, llevando a los hombres luz y vida.

A través de su cuerpo, Cristo sigue bendiciendo, perdonando, llamando a la unidad, orando, pero también Cristo sigue sufriendo y muriendo en muchos de sus miembros que sufren la soledad, la miseria, el abandono, la violencia y la muerte.

Son muchos los sacerdotes, religiosos y religiosas, padres de familia, jóvenes, que son verdadero cuerpo de Cristo y hacen presente el Reino de Dios en su hogar, en su trabajo, en su colegio y con sus amigos.

4.            LA COMUNIÓN EN EL CUERPO DE CRISTO
Cristo es la cabeza del cuerpo y es quien le comunica la vida a todos los miembros; él había dicho: “Permaneced en mí, como yo permanezco en vosotros”. Juan 15, 4.

Todos los miembros del cuerpo de Cristo tienen igual dignidad, igual valor y debe haber entre ellos solidaridad, unión y colaboración, “de manera que si uno sufre los demás sufren con él, y cuando recibe honor, todos se alegran con él”.

En el cuerpo de Cristo no debe haber divisiones, ni enfrentamientos y, menos aún, menosprecio de unos hacia otros, ¿puede el cerebro despreciar las extremidades? ¿Qué pasaría?

En el cuerpo de Cristo debe haber fraternidad entre todos sus miembros, porque cuanta mayor armonía hay entre ellos mejor se expresa la vida.


5.            LA INTEGRACIÓN LATINOAMERICANA

El anuncio cristiano, por su propio vigor, tiende a sanar, afianzar y promover al hombre, a constituir una comunidad fraterna, renovando la misma humanidad y dándole su plena dignidad Humana, con la novedad del bautismo y de la vida según el Evangelio. La Evangelización promueve el desarrollo integral, exigiendo dé todos y cada uno el pleno respeto de sus derechos y la plena observancia de sus deberes, a fin de crear una sociedad justa y solidaria, en camino a su plenitud en el Reino definitivo. El hombre está llamado a colaborar y ser instrumento con Jesucristo en la Evangelización. En América Latina continente religioso y sufrido, urge una Nueva Evangelización que proclame sin equívocos el Evangelio de la justicia”. Santo Domingo, 13.


ACTIVIDAD 4: EVALÚA EL LOGRO DE LOS OBJETIVOS

Sintetiza
1.       ¿Cuál fue la función del cuerpo de Cristo para la salvación?
2.       ¿Cuál es la misión de la Iglesia como cuerpo de Cristo?
3.       ¿Cuál es la relación que debe existir entre los miembros de la Iglesia?

Analiza
4.       ¿Cuáles son las ventajas de la integración latinoamericana?
5.       ¿Qué relación hay entre la integración latinoamericana y el cuerpo de Cristo?

Tu compromiso
6.       ¿Eres un buen miembro de la Iglesia? ¿Se comunica Cristo a través de ti? ¿Tienes solidaridad con los demás?

Recuerda:
                    La Iglesia es el cuerpo de Cristo.
                    A través de ella, Cristo sigue actuando.
                    Los miembros de la Iglesia deben vivir en la solidaridad y en la fraternidad.

Hagamos nuestra oración
“Oh Dios que has iluminado los corazones de tus hijos con la luz del Espíritu Santo. Haznos dóciles a tu Espíritu para que vivamos en la unidad y en la paz”. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Referencia: Blanco, Blas (1992) Religión 8.  Ediciones Paulinas. Santafé de Bogotá, D.C.

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