LA FAMILIA SERVIDORA DE LA VIDA
Explicación: próximo jueves 1, 4:30 pm.
ACTIVIDAD 1: EVOQUEMOS NUESTRA EXPERIENCIA
Analiza
- ¿Por qué es tan esperado el hijo en un matrimonio?
- ¿Cómo vive un matrimonio sin hijos?
- ¿Qué significan los hijos para la familia?
- ¿Has oído hablar de las campañas antinatalistas? ¿Qué crees que pretenden?
- ¿Qué crees que es la paternidad responsable?
ACTIVIDAD 2: ¿QUE NOS DICE LA IGLESIA?
Es Dios mismo quien al comienzo, en la creación misma del hombre, le da la sublime misión de “creced, multiplicaos y llenad la tierra”.
La Iglesia, por su parte, enseña:
“El matrimonio y el amor conyugal están ordenados por su propia naturaleza la procreación y educación de los hijos. Desde luego, los hijos son don excelentísimo del matrimonio y contribuyen grandemente al bien de sus mismos padres. El mismo Dios, que dijo: No es bueno que el hombre esté solo, y el que los creó desde el principio los hizo varón y hembra, queriendo comunicarle una participación especial en su propia obra creadora, bendijo al varón y a la mujer diciendo: Creced y multiplicaos. Por tanto, el auténtico ejercicio del amor conyugal y toda la estructura de la vida familiar, que nace de aquél, sin dejar de lado los demás fines del matrimonio, tienden a capacitar a los esposos para cooperar valerosamente con el amor del Creador y Salvador, quien por medio de ellos aumenta y enriquece su propia familia. En el deber de transmitir la vida humana y educarla, lo cual hay que considerar como su propia misión, los cónyuges saben que son cooperadores del amor de Dios creador y como sus intérpretes”. Concilio Vaticano II.
Según lo anterior responde:
• ¿Cuál es la finalidad del matrimonio?
• ¿Cuál es el mandato de Dios para la pareja humana?
• ¿De quién son cooperadores los cónyuges en el acto de la procreación?
ACTIVIDAD 3: RESUME
1. LA FECUNDIDAD EN LA FAMILIA
Observa como el amor y la vida van juntos; el amor produce nueva vida y la nueva vida aumenta y estrecha el amor. La nueva vida, el hijo que nace, es producido por el amor que lleva a la unión sexual del hombre y de la mujer; el hijo es el “uno solo de dos”, el hijo es la presencia de la unidad, de la entrega mutua, de la donación de la vida que uno le hace al otro.
El hijo es el fruto de un acto procreador de la pareja, porque es Dios mismo quien los hace partícipes de su poder creador. Hombre y mujer son así cooperadores de Dios de la creación de Dios. El hijo no viene de fuera, no llega como un ser extraño, sino que nace desde dentro, de lo más íntimo de la pareja.
2. LA IGLESIA ESTA EN FAVOR DE LA VIDA
La Iglesia es consciente de que actualmente está extendiéndose una mentalidad contra la vida que tiene diferentes causas, entre las cuales podemos señalar:
- El pánico creado por futurólogos y ecólogos sobre el crecimiento demográfico que exageran el peligro de un exceso en la población.
- La sociedad capitalista que, en su egoísmo por no compartir los bienes adquiridos, imponen a los otros pueblos medios anticonceptivos, castración o esterilización.
- Los que tienen mentalidad consumista y buscan el aumento de bienes materiales, y rechazan la verdadera riqueza que es la vida humana.
- Los fatalistas que viendo las dificultades que tiene la humanidad de violencia, hambre, guerras, etc. se presentan “si es un bien vivir, o sería mejor no haber nacido”.
Está claro que todas las actitudes y opiniones proceden del egoísmo, de la ambición, del miedo, de la desconfianza en el amor de Dios, cuyo poder está por encima de todas.
Frente a esta mentalidad antinatalista y fatalista frente a la vida, “la Iglesia cree firmemente que la vida humana, aunque débil y enferma, es siempre un don espléndido del Dios de la bondad. Contra el pesimismo y el egoísmo, que ofuscan el mundo, la Iglesia está en favor de la vida: y en cada vida humana sabe descubrir el esplendor de aquel “Sí”, de aquel “Amén” que es Cristo mismo. Al “no” que invade y aflige al mundo, contrapone este “Sí” viviente, defendiendo de este modo al hombre y al mundo de cuantos acechan y rebajan la vida.
La Iglesia está llamada a manifestar nuevamente a todos, con un convencimiento más claro y firme, su voluntad de promover con todo medio y defender contra toda insidia la vida humana, en cualquier condición o fase de desarrollo en que se encuentre.
Por esto la Iglesia condena, como ofensa grave a la dignidad humana y a la justicia, todas aquellas actividades de los gobiernos o de otras autoridades públicas, que tratan de limitar de cualquier modo la libertad de los esposos en la decisión sobre los hijos. Por consiguiente, hay que condenar totalmente y rechazar con energía cualquier violencia ejercida por tales autoridades en favor del anticoncepcionismo e incluso de la esterilización y del aborto procurado. Al mismo tiempo, hay que rechazar como gravemente injusto el hecho de que, en las relaciones internacionales, la ayuda económica concedida para la promoción de los pueblos esté condicionada a programas de anticoncepcionismo, esterilización y aborto procurado”. Juan Pablo II.
3. LA EDUCACIÓN DE LOS HIJOS
L a fecundidad del amor conyugal no termina en la procreación. La educación es continuación del servicio a la vida.
“Como ha recordado el Concilio Vaticano II: ‘Puesto que los padres han dado la vida a los hijos, tienen la gravísima obligación de educar a la prole, y por tanto hay que reconocerlos como los primeros y principales educadores de sus hijos. Este deber de la educación familiar es de tanta trascendencia que, cuando falta, difícilmente puede suplirse. Es, pues, deber de los padres crear un ambiente de familia animado por el amor, por la piedad hacia Dios y hacia los hombres, que favorezca la educación íntegra personal y social de los hijos. La familia es, por tanto, la primera escuela de las virtudes sociales, que todas las sociedades necesitan”. Juan Pablo II.
El derecho de los padres a educar a sus hijos, por estar relacionado con la transmisión de la vida, es esencial, original y primario, y además insustituible.
La educación debe estar fundamentada en los valores esenciales de la vida humana entre ellos podemos destacar:
- La justa libertad ante los bienes materiales, aprendiendo que “el hombre vale más por lo que es y no por lo que tiene”.
- La verdadera justicia que lleva al respeto de la dignidad personal de cada uno.
- El sentido de servicio, colaboración, solidaridad.
- El amor entendido como don de sí que lleva a una verdadera educación sexual.
- La paz entendida y vivida como una relación de fraternidad.
- La fe y la vida espiritual como valores inapreciables para el hombre.
3. LA PATERNIDAD RESPONSABLE
¿Cuántos hijos debe tener un matrimonio? Los esposos mismos, actuando de común acuerdo, con plena libertad y fundamentados en el amor, son los responsables ante Dios del número de sus hijos. Ellos deben tomar la decisión responsable teniendo en cuenta el propio bien y el de sus hijos, ya nacidos o todavía por venir, las condiciones materiales y espirituales en las que viven, el bien de toda la familia, de la sociedad y de la Iglesia. La paternidad responsable no permite que los esposos actúen arbitrariamente.
ACTIVIDAD 4: EVALÚA EL LOGRO DE LOS OBJETIVOS
Sintetiza el texto anterior
1.
¿En qué consiste la
fecundidad en la familia?
2.
¿En qué consiste la
mentalidad antinatalista?
3.
¿Cuál es la actitud de la
Iglesia frente a la mentalidad antinatalista?
4.
¿Cuál es el fundamento del
derecho que tienen los padres a educar a sus hijos?
5.
¿En qué consiste la
paternidad responsable?
Tu compromiso
1.
¿Cuál debe ser nuestra
actitud ante las campañas antinatalistas?
2.
¿Cuál es tu actitud
personal ante el nacimiento de los hijos?
3. ¿Qué es lo que te aconseja la Iglesia sobre la paternidad responsable?
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