lunes, 8 de mayo de 2023

SEMANA SEIS

DIOS CREA LA PAREJA HUMANA

2. MACHO Y HEMBRA LOS CREO



Ignace Lepp dice:
“Suponiendo que los hombres fuesen masculinos ciento por ciento y las mujeres ciento por ciento femeninas, ambos constituirían, al menos psicológicamente, dos especies heterogéneas que no podrían complementarse en forma mutua. No habría entre ellas necesidad ni posibilidad de comunicación. La mujer exclusivamente introvertida viviría en una perpetua ensoñación y sería tan inapta para la acción como para la reflexión. El hombre íntegramente extravertido, volcado sobre el mundo exterior, sería de una dureza inhumana, incapaz de comprender a los demás ni a sí mismo; falto de intuición, sería inapto para cualquier actividad realmente creadora, de un terrible materialismo y cerrado a la vida espiritual. Entre una mujer “perfectamente” femenina y un hombre “perfectamente” masculino, podría existir acoplamiento pero no amor. Y el acoplamiento no sería la fusión de dos seres, sino un combate sadomasoquista, como puede verse en algunos casos-límites.

En la realidad, no es así felizmente. La teoría de Jung de las compensaciones explica muy bien el hecho de que el hombre y la mujer son más complementarios que opuestos. El inconsciente compensa espontáneamente, en los seres no demasiado inhibidos por la neurosis, lo que hay de unilateral, en el yo consciente del individuo. Si una mujer plenamente femenina ama a un hombre muy masculino es porque en su propio psiquismo inconsciente hay algo de las cualidades consideradas viriles: es por ese lado que ella está en condiciones de comprenderlo, de simpatizar con él. En la psique inconsciente del más masculino de los hombres se descubren rasgos específicamente femeninos: a causa de esto se halla en mejores condiciones que el hombre afeminado para comprender y apreciar a la “verdadera mujer”. Tal como lo demostraremos más adelante, el amor es auténticamente proporcional al grado de autenticidad viril y femenina de los participantes. Un hombre afeminado y una mujer viril se parecen demasiado para ser verdaderamente complementarios”.

IGUALES PARA UNA MISMA TAREA
Las diferencias que observamos en el varón y en la mujer no alteran ni opacan el hecho fundamental de que ambos son seres humanos.

La masculinidad es la manera de ser hombre como varón. La feminidad es la manera de ser hombre como mujer. Ambos son igualmente personas, con la misma naturaleza humana, la misma dignidad, los mismos derechos y los mismos deberes, aunque cada uno tiene su manera propia de desarrollar su personalidad.

No hay un sexo superior y otro inferior, ni uno más fuerte y otro más débil; hay una sexualidad que se expresa y se vive de distintas maneras, lo masculino y lo femenino, las cuales no hay que entenderlas como opuestas y en lucha, sino como complementarias con igualdad de participación y de responsabilidad.

La complementariedad debe estar presente:
                     En la procreación. Como es obvio la procreación es el acto en el que lo masculino y lo femenino se complementan de manera perfecta para producir la nueva vida.
                     En la educación de los hijos que debe ser una obra conjunta del varón y de la mujer; así el niño va recibiendo una educación equilibrada, con aportes de los valores propios de la masculinidad y la feminidad.
                     En el cuidado del hogar en general. Normalmente esta tarea se le asigna a la mujer; sin embargo es responsabilidad por igual del varón, puesto su misión de esposo y padre no terminan con la procreación.
                     En la construcción de la sociedad. La economía, la política, la cultura, la religión, necesitan el aporte tanto de los valores masculinos como de los femeninos.
                     Recordemos que Dios le entregó la responsabilidad y la tarea de cultivar y dominar la naturaleza a la pareja humana.
                     En la construcción del Reino de Dios. También en este campo es imprescindible la complementariedad del varón y de la mujer para que brille más claramente el rostro de Dios.

Varón y mujer son seres complementarios en sus diferencias y responsables por su igualdad fundamental.

Ambos están invitados por Dios para participar en la construcción y realización de la familia, de la sociedad y del Reino de Dios, desde su feminidad y desde su masculinidad.

ACTIVIDAD: Evalúa el logro de los objetivos
  1. Junto con tus padres toma ejemplos de la vida familiar para explicar cada uno de los seis puntos que muestran donde debe estar presente la complementariedad del hombre y la mujer
  2. ¿Nuestra sociedad es altamente masculina? ¿En qué nos damos cuenta?
  3. ¿Crees que la sociedad le está sacando provecho a la riqueza de cada sexo?

Tu compromiso
  1. ¿Cómo es tu relación con el otro sexo?
  2. ¿En qué quiere mejorar tu relación con el otro sexo?

Recuerda:
Entre el hombre y la mujer hay una igualdad fundamental como personas, y una diferencia enriquecedora como sexualidad.


Referencia: 

Blaco, Blas (1992) Religión 9.  Ediciones Paulinas. Santafé de Bogotá, D.C.

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